Rezo del Rosario

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Los Elementos del Rosario

El Rosario es la oración en la que meditamos la vida de Jesús y de María para que nos ayude a llevar adelante nuestra propia vida.

Consta de varios elementos orgánicamente dispuestos. Elementos entregados por la tradición y autorizados por la Santa Iglesia desde San Pío V (año 1572). y ampliados por Juan Pablo II en el 2002.

La Contemplación

La contemplación "en comunión con María, de una serie de Misterios de la Salvación, sabiamente distribuidos en cuatro ciclos que expresan el gozo de los tiempos mesiánicos, el dolor salvífico de Cristo, la gloria y la luz del mundo del resucitado que inunda la Iglesia: contemplación que, por su naturaleza, lleva a la reflexión práctica y es estimulante norma de vida.

El Padrenuestro

"Oración dominical... que por su inmenso valor es fundamental en la plegaria cristiana y la ennoblece en sus diversas expresiones".

El Ave María

La sucesión letánica del Ave María, "que está compuesta por el saludo del Angel a la Virgen y la alabanza obsequiosa de Santa Isabel a la cual sigue la súplica Eclesial Santa María

La continuidad de las Ave María es peculiar del Rosario. En su forma completa de ciento cincuenta "presenta cierta analogía con el Salterio" (Pablo VI). Su práctica habitual es de cinco Misterios de diez Ave María cada uno.

"La repetición del Ave María constituye el tejido sobre el cual se desarrolla la contemplación de los misterios: el Jesús que cada Ave María nos recuerda, es el mismo que la sucesión de los misterios nos propone".

Gloria al Padre

La doxología que, en conformidad con una orientación común de la piedad cristiana, termina la oración con la glorificación de Dios, Uno y Trino, "de quien, por quien y en quien subsiste todo."


Cada uno de estos elementos tiene su índole propia, que una buena pastoral ha de acentuar para la educación del pueblo cristiano.

"Ponderado en la oración dominical; lírico y laudatorio en el calmo pasar de las Ave María; contemplativo en la atenta reflexión sobre los Misterios; implorante en las súplicas; adorante en la doxología".

La valoración de cada uno de los elementos del Santo Rosario contribuirá, sin duda, a que su devociónn ayude a nuestro pueblo a rezar mejor y a que la oración lo lleve a su fruto lógico: el compromiso de una vida cristiana evangélica, digna, y servicial en el amor.

Es un modo de piedad. Un modo de oración. Por eso Pablo VI nos dice: "Queremos recomendar, que al difundir esta devoción tan saludable, no sean alteradas sus proporciones ni sea presentada con exclusivismo inoportuno: el Rosario es una oración excelente, pero el cristiano debe sentirse libre, atraído a rezarlo, en serena tranquilidad, por la intrínseca belleza del mismo."


La Preparación

1) Nos hacemos la señal de la Cruz

2) Nos ponemos en presencia de Dios y para que la oración llegue al Cielo, pedimos humildemente perdón al Señor por nuestras faltas (en silencio). Rezamos el Acto de Contrición (el "Pésame")

3) Decimos: "En el primer misterio recordamos..." (nombramos el misterio correspondiente al día)

4) Rezamos: un Padrenuestro, diez Ave María, un Gloria.

5) Continuamos rezando de la misma forma el 2do, 3er, 4to y 5to misterios.

6) Al finalizar los cinco misterios nos consagramos a la Virgen rezando el "Oh Señora Madre Mía..."

7) Rezamos para terminar por la intenciones del Santo Padre, un Padrenuestro, tres Ave María, y un Gloria.

8) Terminamos con la Señal de la Cruz.


Los Misterios

Misterios Gozosos (Lunes y Sábado)

  1. La Anunciación del Angel a María y la Encarnación del Hijo de Dios.
    (Lc. 1, 26-38)

  2. La visita de María a su prima Isabel.
    (Lc. 1, 39-48)

  3. El nacimiento de Jesús en Belén.
    (Lc. 2, 6-14)

  4. La presentación del niño Jesús en el Templo.
    (Lc. 2, 22-35)

  5. El niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
    (Lc. 2, 41-52)

Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)

  1. La Oración de Jesús en el monte de los Olivos.
    (Lc. 22, 39-46)

  2. La flagelación de Jesús.
    (Mc. 15, 6-15)

  3. Jesús coronado de espinas.
    (Mc. 15, 16-20)

  4. Jesús con la cruz a cuestas camino al Calvario.
    (Lc. 23, 26-33)

  5. La Crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
    (Jn. 19, 25-30)

Misterios Gloriosos (Miércoles y Domingo)

  1. La resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
    (Mt. 28, 1-10)

  2. La ascensión de nuestro Señor Jesucristo al cielo.
    (Mt. 28, 16-20)

  3. La venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.
    (Hech. 2, 1-4)

  4. La asunción de María en cuerpo y alma al cielo.
    (Ap. 12, 14-16)

  5. La coronación de María Santísima como reina y señora de todo lo creado.
    (Ap. 12, 1.10-12)

Misterios Luminosos -o de la Luz- (Jueves)

  1. Bautismo de Cristo en el río Jordán

  2. La autorrevelación de Cristo en las bodas de Caná

  3. El anuncio de Cristo del Reino de Dios invitando a la conversión

  4. La transfiguración de Cristo

  5. La institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual


Misterios Gozosos (Lunes y Sábado)
  1. Lc. 1, 26-38

    "En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El ángel entró en su casa y al saludó diciendo:" íAlégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar este saludo. Pero el ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y se lo llamara Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinara sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejo".

  2. Lc. 1, 39-48

    "En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarias y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: íTú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que fue anunciado de parte del Señor". María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamaran feliz".

  3. Lc. 2, 6-14

    "Mientras se encontraba en Belén, le llegó el tiempo de ser Madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en panales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. En esa región acampaban los pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor les envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Angel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontraran a un niño recién nacido envuelto en panales y acostado en un pesebre". Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejercito celestial, que alababa a Dios diciendo: íGloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombre amados por él!".

  4. Lc. 2, 22-35

    "Cuando llego el día fijado por la ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalem para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer de sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalem un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será digno de contradicciones, y a ti misma la espada te atravesará el corazón. Así se manifestaran claramente los pensamientos íntimos de muchos".

  5. Lc. 2, 41-52

    "Sus padres iban todos los años a Jerusalem en la fiesta de Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta María y José regresaron pero Jesús permaneció en Jerusalem sin que ellos se dieran cuenta. Creyeron que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalem en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndole preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. El regreso con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba esas cosas en al corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres".



Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)
  1. Lc. 22, 39-46

    "En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos. Cuando llegaron, les dijo: "Oren, para no caer en la tentación". Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba: "Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad sino la tuya". Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor eran como gotas de sangre que le corrían hasta el suelo. Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza. Jesús les dijo: "¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación".

  2. Mc. 15, 6-15

    "En cada Fiesta, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo. Había en la cárcel uno llamado Barrabás, arrestado con otros revoltosos que habían cometido un homicidio durante la sedición. La multitud subió y comenzó a pedir el indulto acostumbrado. Pilato les dijo: "¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los Judíos?". El sabia, en efecto, que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia. Pero los sumo sacerdotes incitaban a la multitud a pedir la libertad de Barrabás. Pilato continuó diciendo: "¿Qué debo hacer, entonces, con el que ustedes llaman rey de los Judíos?". Ellos gritaron de nuevo: "íCrucifícalo!". Pilato les dijo: "¿Qué mal ha hecho?". Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: "íCrucifícalo!". Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado".

  3. Mc. 15, 16-20

    "Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia. Lo vistieron con un manto púrpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron. Y comenzaron a saludarlo: "íSalud, rey de los Judíos!". Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para sacrificarlo".

  4. Lc. 23, 26-33

    "Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguían muchos del pueblo y un buen numero de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "íHijas de Jerusalem!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo que se dirá: íFelices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron! Entonces se dirá a la montañas: íCaigan sobre nosotros!, y a los cerros: íSepúltennos! Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?". Con él llevaban también a dos malhechores, para ser ejecutados. Cuando llegaron al lugar llamado "del Cráneo", lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda".

  5. Jn. 19, 25-30

    "Junto a la Cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo." Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya toda estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: "Tengo sed". Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: "Todo se ha cumplido". E inclinando la cabeza entregó su espíritu".



Misterios Gloriosos (Miércoles y Domingo)
  1. Mt. 28, 1-10

    "Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar al sepulcro. de pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Angel de Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos. El Angel dijo a las mujeres: "No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán. Esto es lo que tenía que decirles". Las mujeres atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió en su encuentro y las saludó diciendo: "Alégrense". Ellas se acercaron, y abrazándoles los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: "No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán".

  2. Mt. 28, 16-20

    "Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñandoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".

  3. Hech. 2, 1-4

    "Y al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse".

  4. Ap. 12, 14-16

    "Pero la mujer recibió las dos alas de la gran águila para volar hasta su refugio en el desierto, donde debía ser alimentada durante tres años y medio, lejos de la Serpiente. La Serpiente vomitó detrás de la mujer como un río de agua, para que la arrastrara. Pero la tierra vino en ayuda de la Mujer: abrió su boca y se tragó en río que el Dragón había vomitado".

  5. Ap. 12, 1.10-12

    "Y apareció en el Cielo un gran signo: una Mujer revestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. Y escuché una voz potente que resonó en el Cielo: Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios. Ellos mismos lo han vencido, gracias a la sangre del Cordero y al testimonio que dieron de él, porque despreciaron su vida hasta la muerte. íQué se alegren entonces el cielo y sus habitantes, pero ay de ustedes, tierra y mar, porque el Diablo ha descendido hasta ustedes con todo su furor, sabiendo que le queda poco tiempo".


Las Oraciones

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Ave María

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está
contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Gloria

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en un principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.

Consagración

Oh Señora mía, oh Madre mía,
yo me ofrezco todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto
te consagro en este día:
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme y utilízame,
como instrumento y posesión tuya. Amén

Pésame

Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén. Fuentes:

Libro de la Nueva Alianza, Nuevo Testamento, Ed. Fundación Palabra de Vida, 1981.

El Santo Rosario, oración de la Familia. Edgardo Trucco. Revista Pan y Trabajo. 1979

El Rosario rezado y vivido. Ana Echevarría. Ed. Campaña Mundial del Santo Rosario. 1987.



Rezo del rosario
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10 de junio de 2006