escribiendo a jst@cienciayfe.com.ar (J. Simón Tagtachian)
Testimonio 1 - Vani (Grupo de Peregrinos). En esta que fue mi "primera peregrinación" a Luján no quiero dejar de agradecerles a todos los que hicieron de esta experiencia, una de las más maravillosas de mi vida... Gracias Api...¡funcionó el consejo de la vaselina en los pies! Gracias Simón...porque al final los últimos pudimos llegar; gracias por las canciones y por el abrigo cuando fue necesario... Gracias Titina...porque sin tus masajes no hubiera podido salir de General Rodirguez... Gracias Augusto y Maty porque fueron mis bastones para que pueda cumplir este sueño... un honor llegar con ustedes a Luján. ¡Gracias a Diego, Patricio, Galle, Titi, Crisitina (y de los que quizás me estoy olvidando) porque sin sus mimos en cada parada no hubieramos podido lograrlo! Un beso enorme para todos. Vani
Testimonio 2 - Diego (Micro de Apoyo). ¡Qué cosa increíble es la peregrinación y todo lo que María nos transmite! Cada nueva experiencia es distinta y enriquecedora. Esta vez y por segundo año consecutivo decidí acompañar desde el micro de apoyo. Desde allí la perspectiva cambia y se valora distinto este acto de fe y sacrificio. Tuve la suerte de formar parte de un grupo increíble. Si bien muchos de nosotros formamos parte del grupo de apoyo del 2007, no conocía a casi la mitad de los integrantes. Despojarse de todo en pos de un objetivo común, fue el común denominador en el grupo. No hubo diferencias ni desencuentros, todos tiraron para el mismo lado con entusiasmo, alegría y amor, al punto tal que a fin de cuentas, parecía que fuéramos gente que trabaja cotidianamente juntos. Esto fue posible por la experiencia invalorable de todo el plantel (me excluyo en eso, ya que soy un principiante), que tiene en sus espaldas varias experiencias de asistencialismo social. Es conmovedor ver a todos peregrinando, cada uno con sus pedidos y sus agradecimientos. Su ofrecimiento es el sacrificio y la entrega. En el ir y venir, se cuentan las historias que acercan a cada uno de nosotros a este encuentro. Pedidos por familiares o amigos enfermos, padecimientos, falta de trabajo, o agradecimientos por la salud, por curaciones o simplemente por la maravillosa vida que tenemos. Es lindo escuchar las historias, ver la emoción reflejada en la cara y sobre todo verlos llegar a la basílica y luego a la plaza; y ese momento en que todos se encuentran con María, de frente y muy adentro del corazón, cuando se mezcla la felicidad, la angustia, el cansancio, el dolor y el amor... En mi caso, este año fue un poco de todo, por mi gordito, por un amigo, agradeciendo la maravillosa familia que tengo, porque nunca nos falte el amor... y también para devolver parte de lo que tengo, ayudando y reconfortando a los que pude, sin siquiera conocerlos, como mejor me salió. El año pasado sentí quedar en deuda con muchos, este año sentí lo mismo. Siempre siento que pude haber dado más, seguramente alguien haya necesitado algo que no supe dar. Mis disculpas a aquellos a los que no supe reconfortar. Seguramente alguien como Cristina, que está un paso más allá que nosotros, supo hacerlo mejor y será mi ejemplo para la próxima. Quiero agradecer nuevamente a María que nos permitió reencontrarnos. A Simón, por tenerme en cuenta e invitarme siempre. A Titina y María por recibirme tan bien y mostrarme cómo se hacen las cosas, organizando con eficiencia y cargando con la responsabilidad de que todo salga bien, en tiempo y forma. A la Gallega, por su alegría y buen humor contagioso, que muestra cómo se puede dar siendo feliz de verdad. A Cristina por ser ejemplo, a Queca por su compañía y vocación de servicio, a Ma. Eugenia por su invalorable convicción y servicio (¡Nuestra médica! ¡Qué responsabilidad!), a Rocío, Meli, Chipy y Pato, que se entregaron plenamente a un grupo cuasi formado y me enseñaron cómo se trabaja en conjunto... A Api, Simón y Augusto, por ser apoyo de muchos durante la caminata... ¡Qué bueno tener tantos ejemplos a seguir! María nos estará esperando el año que viene, ojalá nos reencontremos todos entonces y podamos compartir tan buenos momentos como esta vez. ¡Un abrazo a todos y que todo el amor de María esté con Ustedes! Diego.
Testimonio 3 - Guillermina (Grupo de Peregrinos). Ya considero ejercicio físico levantarme a cambiar de canal en vez de usar el control remoto. Así que el sacrificio que implicaba para mí ir caminando en la Peregrinación a Luján era grande, pero esa era una de las razones por las que decidí ir. Me parecía otra manera de "rezar con el cuerpo", como cuando ayunamos. Otra razón que esgrimí fue que me hace bien participar de un testimonio de piedad popular -rezar y compartir tiempo con gente que no le da vueltas a la gratuidad del amor de Dios y lo ama como hija. (Y en realidad terminé decidiéndome porque me convencieron mis amigos.) Pero si bien disfruté mucho los dos aspectos que tenía en mente, lo que más me impactó pasó por otro lado. Durante la Peregrinación vi y viví mucho de la lógica del Reino: todo el mundo se olvida de su quintita y se ocupa de cuidar y dejarse cuidar por el otro. Esto de dejarme cuidar fue toda una lección para mí. Fui con la idea de que no iba a llegar caminando a Luján a menos que me confiara en Dios. Y me mostró que eso no alcanza: también me tengo que confiar en los que me pone al lado. Una sola vez había intentado caminar a Luján, y no llegué -esa vez no le pedí ayuda a nadie salvo a Dios. Ahora llegué, pero únicamente gracias a muchas otras personas que me ayudaron (y que Dios me puso en el camino para cumplirme lo que le pedía). Hubo otra experiencia de encuentro con el otro que me emocionó mucho. A eso de las seis de la mañana, completamente agotada, me senté a rezar contemplando la fantástica fachada de la Basílica (imagínensela, encima, enmarcada en un cielo diáfano y rosa). Mientras rezaba, pasaron la canción "Madre de los Peregrinos", que era una de las favoritas de una de mis abuelas, que falleció este año. Nunca la extrañé tanto como en ese momento, pero a la vez creo que nunca la sentí tan cerca. Un espectacular bonus de la Virgen, que voy a guardar siempre. Guillermina Guglielmetti
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Ciencia y Fe Ultima actualización: 18/oct/2008 | |