Reseña pastoral sobre la Parroquia Madre Admirable.
Alocución del P. Martín García Aguirre el 21 de octubre de 2013, en ocasión de la celebración de las Fiestas patronales de la Parroquia Madre Admirable.
Un 20 de octubre de 1846, el Papa Pío IX visita el Convento de Trinitá dei Monti de las Hermanas del Sagrado Corazón, en Roma –muy cerca de Piazza Spagna, hoy un lugar muy turístico de esa Ciudad.
En ese Convento –que por supuesto hoy existe y se puede visitar- en la sala reuniones de las hermanas estaba pintada al fresco desde hacía dos años una imagen de la Virgen María Adolescente, que mediante la oración, el estudio, el trabajo y la pureza, se forma -en el templo de Jerusalén- para su sublime misión de ser la madre del salvador. La autora fue la Hermana Paulina Perdreau.
Al verla el Papa la llama la “admirable Madre” y desde ese entonces la imagen toma el nombre de Madre Admirable y el 20 de octubre queda como fecha de conmemoración de esta advocación mariana tan querida para las Hermanas del Sagrado Corazón y para las alumnas de los colegios atendidos por ellas alrededor del mundo.
Justamente una ex alumna del Sagrado Corazón, Concepción Unzué de Casares, manda construir para las Hermanas Franciscanas Misioneras de María el templo que hoy nos alberga, el Colegio y todos los edificios anexos para que estas queridas religiosas lleven adelante su tarea educativa y evangelizadora que aparecía como necesaria en el barrio de ese momento .
Así comienza en 1921, bajo la protección de Madre Admirable y bajo la inspiración de San Francisco de Asís una vasta y generosa obra en favor de los más desposeídos, los favoritos de San Francisco… y de la Virgen. Tarea en la que decenas de hermanitas desgastan su vida y convocan a los vecinos más pudientes del lugar a tomar como propias.
En concordancia con la ya tradicional Parroquia del Socorro, que congregaba a la feligresía del lugar bajo la mirada de María y del Señor de los Milagros, la vida en “Mater” se acrecienta tanto en su sesgo cultual en torno a la Eucaristía como su acentuado costado de caridad liderado por las hermanas. Son varias décadas de servicio.
El tiempo va pasando, el barrio y sus necesidades cambian: por ejemplo el comedor para los empleados de los comercios cercanos que atendían las hermanas cierra, la escuela de artes y oficios también. El Colegio va renovando su alumnado de acuerdo a la población que comienza a frecuentarlo y deja de existir el pensionado de jóvenes, otra de las magníficas obras de las hermanas. Continúa, sí, el pensionado de ancianas.
El número de religiosas comienza a disminuir pero la creatividad que inspira el Espíritu Santo renueva la obra, que se centra desde entonces casi solamente en la Escuela.
El entorno continúa sus modificaciones: las casas ceden espacio a edificios altísimos llenos de familias con niños y jóvenes; llega la Avenida 9 de julio que comienza a dividir la zona en sectores bien diferenciados. En ese entonces, en 1984, las Hermanas Franciscanas dejan este solar y así el Colegio y el Pensionado pasan a manos del Arzobispado de Buenos Aires. La acogedora capillita de “Mater” es transformada en Templo Parroquial. Se le asigna un pequeño territorio de apenas 10 manzanas desmembrado del radio correspondiente al Socorro, más una porción de la Villa 31. Así nacen estas parroquias hermanas… o madre e hija, podríamos decir.
“Mater” comienza a tomar una fisonomía pastoral propia pero tanto en las Misas como en las actividades se cruzan, y unen, miembros de una misma familia, amigos y amigas de toda la vida que apoyan a la incipiente parroquia.
El acontecimiento dramático de marzo de 1992, parece borrar junto con la explosión, los sueños de muchos feligreses. Sin embargo “Mater” resurge de la ruina con la tristeza de haber perdido a un sacerdote, el P. Juan Carlos Brumana, pero con el entusiasmo de recomenzar, casi de cero.
Con el pensionado totalmente destruido y el colegio cerrado por más de un año, “Mater” reacomoda su vida litúrgica y pastoral de la mano del Socorro, del Colegio Santa Unión (hoy Nuestra Señora) y la calidez de la capilla de Don Orione.
Madre Admirable ya no será igual: ni el Templo –que sufre pequeñas modificaciones- ni el entorno edilicio. Sólo el Colegio parece conservar su estructura modificando su ingreso.
Junto a esto se verifica un movimiento demográfico: el barrio empieza a envejecer en su población. Las familias jóvenes se mudan a los “countrys” y barrios privados y la zona comercial se extiende casi a las puertas del Socorro. Las pocas casonas existentes pasan a ser hoteles y la Avenidad 9 de julio sigue ensanchándose aislando prácticamente una gran porción del pequeño radio parroquial de “Mater”.
Al hablar de esta Parroquia no podemos dejar de mencionar al Barrio Güemes, o Villa 31. Cuando nace Made Admirable como parroquia, es esta comunidad la que construye una capilla en ese barrio cerca de la Terminal de ómnibus. La ayuda social y sacerdotal de “Mater” se vuelca a esos hermanos nuestros. Baste recordar la presencia pastoral en la Villa del, por entonces, P.Mollagahan, el P.DE Gregorio y el P.Brumana. También los PP. Torrado Mosconi, Agazzi, Karcher y Pichel.
Años más tarde una decisión pastoral del Arzobispo Quarracino marca una diferencia: se crea una Parroquia – llamada Cristo Obrero- cuya jurisdicción es la Villa entera en toda su extensión desde el Paseo Alcorta hasta la Terminal de ómnibus. Se designan sacerdotes- que vivan en la Villa- y que atienden exclusivamente las necesidades pastorales de sus fieles.
“Mater” queda así circunscripta a sus 10 manzanas más elegantes y su tarea social, a través de Cáritas, se orienta al interior del país y al GBA. Llegan los grupos misioneros que apoyan con sacerdotes y laicos las necesidades pastorales de zonas cercanas a la capital.
Como vemos, las parroquias de Madre Admirable y El Socorro fueron adaptándose a una realidad pastoral y social que ha cambiado notablemente en los últimos 30 años.
Desde hace más de un año los sacerdotes del Socorro y los de Madre Admirable vivimos en la misma casa parroquial, aquí en “Mater”. El conocido taller de María y José que alberga a niños carenciados dejó momentáneamente la casa de Carlos Pellegrini y se trasladó a las dependencias de esta Parroquia. La catequesis de ambas comunidades se dicta en conjunto y los salones parroquiales de “Mater” albergan algunas actividades pastorales de la comunidad del Socorro. Estas parroquias vecinas y hermanas desde siempre van uniendo esfuerzos y actividades pastorales.
No podemos dejar de tomar conciencia que nuestro barrio está sobradamente atendido en las necesidades del culto por la multiplicidad de posibilidades que tienen los fieles de ambas parroquias de asistir a la misa, tanto los días de semana como los sábados y domingos. Mientras tanto otros hermanos nuestros ya sea de zonas más lejanas o inclusive de otros barrios de nuestra ciudad no cuentan con la presencia de un sacerdote sino esporádicamente.
Como en otras oportunidades, y como vimos en este relato que estuve haciendo, tal vez sea el momento de que Madre Admirable y el Socorro, ayudadas en su discernimiento por nuestros obispos, se adecuen a las necesidades de la Iglesia toda.
Ambas parroquias, por la Gracia de Dios, y la dedicación de los sacerdotes pueden salir como en otras oportunidades a las periferias pastorales (como le gusta llamar a nuestro Papa) para asistir sacerdotal y caritativamente a otros hermanos. Son comunidades hermanas que deben salir al auxilio de otros hermanos, tanto con sus recursos como con sus agentes pastorales.
Hoy le pedimos al Espíritu Santo que ilumine a esta comunidad parroquial para ser generosa; y sabiéndose adaptar a las necesidades de la Iglesia de hoy, busque, junto a nuestros hermanos del Socorro, un nuevo camino de evangelización.
Le agradezco al Padre Gustavo Boquin –con quien trabajamos mancomunadamente- que sea él quien presida esta misa aquí en esta parroquia que nació de la suya y que hoy lo tiene a él y al resto de los sacerdotes del Socorro bajo el mismo techo.
J. Simón Tagtachian.
jst@cienciayfe.com.ar
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