En el Bautismo Dios infunde en el alma, sin ningún mérito nuestro, las virtudes, que son disposiciones habituales y firmes para hacer el bien. Las virtudes infusas son teologales y morales. Las teologales tienen como objeto a Dios; las morales tienen como objeto los actos humanos buenos.
(o humanas o cardinales)
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Temas del Catecismo de la Iglesia Católica www.cienciayfe.com.ar 10 de junio de 2006 |
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