A los niños hay que ofrecerles oraciones ya admitidas por la comunidad, pero que al mismo tiempo estén expresadas con palabras inteligibles por ellos. Así aprenderán a hablar con el Señor utilizando su propio lenguaje y simbolismo.
Jesusito de mi vida, que fuiste niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi
corazón.
El Niño Jesús que nació en Belén, bendiga nuestra mesa y a nosotros también.
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